El antiquísimo combate entre el Bien y el Mal se desarrolla en nuestros días, si debemos creer a los ideológos, como choque entre dos especies de capitalismo: el bueno y el mafioso. Conectado al bien ya no está el capitalismo del pasado, tan cambiado hasta ser irreconocible y volverse una realidad completamente diferente, que se presenta tras el letrero cautivador de "economía de mercado socialmente orientada". En esta forma modernizada, llama a los hombres de buena voluntad a la lucha contra la despreciada mafiosidad, que, como un cuerpo extraño, como un intruso, amenaza la imparable marcha de la humanidad hacia el bienestar general.
Mafiosidad primordial o bien primitiva
1- Dos son las variantes características de la mafiosidad. Una se descubre en los albores del capitalismo en el siglo XVIII en Inglaterra y con modificaciones diversas existe todavía, la otra acompaña la restauración del capitalismo al final del siglo XX en los países de Europa central y oriental.
Quien quiera comprender lo que ocurre hoy en el planeta Tierra y hacia dónde la globalización está dirigiendo a la humanidad, no debe ignorar dos excelentes escritos de la primera mitad del siglo XVIII: La fábula de las abejas (1705) de Bernard Mandeville y la famosa Opera del mendigo (1728) de John Gay. En ambas se describe la situación en la que se origina la mafiosidad primordial. Es el tiempo durante el cual se disuelven los vínculos tradicionales bendecidos por el halo religioso o mundano, se desentumece la rigidez, las noticias perturban el curso usual de las cosas. Lo que antes era refutado como falta y pecado, en el momento del viraje y del traspaso se afirma como una de las oportunas posibilidades de desarrollo. Los presuntos vicios se revelan de repente una fuente inagotable de energía social y palancas del progreso. Del egoísmo, del engreimiento, de la disipación, de las estafas se origina el beneficio general por un decreto especial del destino.
Mandeville resume, en una frase, esta asombrosa dialéctica del individuo emancipado,que se vuelve el herrero de su propia felicidad y del bienestar común: los vicios privados crean el beneficio público (Private Vices, Public Benefits). Él y Gay están, no obstante, por encima de las partes y con distancia irónica registran también la otra cara de la realidad: los asuntos públicos, es decir, las funciones políticas, son una fuente inagotable de enriquecimiento personal (privado), poder y dinero se atraen el uno al otro.
De este modo se llega a la colaboración y a la compenetración de la esfera pública (jueces, funcionarios estatales) con los bajos fondos criminales. El lazo viene dado por el interés común de hacerse rico a cualquier precio, cueste lo que cueste. En esta atmósfera nacen las costumbres mafiosas, el sentido mafioso por la justicia: "En la división del botín he estado siempre justo". El arte mafioso de vivir que desprecia la hipocresía victoriana: "Es un pobre y un inútil quien no obtiene ingresos de lo que tiene".
Las personas implicadas en la mafiosidad se conocen entre sí, no se esconden nada, actúan juntos con cínica franqueza, de igual a igual, de estafador a estafador. Son capaces de ofenderse mutuamente, para volver rápidamente a la causa común, a ponerse de acuerdo sobre la próxima presa.
2 - Con espíritu humorístico, en el siglo XIX uno de los más atentos lectores de la sátira mandevillana (Karl Marx) la lleva a las extremas consecuencias. El capitalismo es un taller grandioso, donde se produce todo lo posible. No importa el ramo de actividad, decisivo es el rendimiento, conseguir las máximas ganancias con el mínimo de gastos. Vivir significa obtener rendimiento. Todo se vuelve mercancía y punto de partida de la lucrosidad, se trate de la miseria, de las armas o de la pornografía. Todos producen algo: el panadero produce bocadillos, el granjero produce trigo, el poeta produce versos, el profesor produce manuales de derecho civil, el criminal produce delitos. También la actividad de este último es productiva, es una oportunidad de trabajo, de empleo, de ganancia para centenares de miles de personas. Abolid la mala-actividad: ¿qué harán policías, jueces, abogados, funcionarios y capellanes de prisiones, docentes de derecho penal, legisladores, escritores de novelas policíacas, productores de historias de acción y sus espectadores y, naturalmente, moralistas de todo signo?
Basta transferir esta exageración en la realidad de nuestro tiempo para revelar su veracidad: ¿qué (¿catastróficos?) efectos tendría la liquidación de la industria de armamento en todos los países del planeta?
3 - Cuando los autores del siglo XVIII se refieren directamente o indirectamente a la mafiosidad, prefieren dibujar la sociedad humana como un conjunto de animales. Describir la sociedad significa ofrecer el atlas natural del hombre: astuto como un zorro, soberbio como un pavo, agresivo como un lobo, cobarde como un conejo, estúpido como una oca, laborioso como una abeja, retorcido como una serpiente. La variedad domina la simple división de fondo: un modesto número de aves rapaces tiene en jaque un rebaño de ovejas asustadas.
4 - En la coexistencia mafiosa, la alta sociedad se mezcla con los delincuentes de los bajos fondos, ambas partes se necesitan mutuamente y se imitan, la una aprende de la otra.
¿Dónde fijan su mirada los truhanillos y los pequeños bribones cuando alzan los ojos? Toman los señores del momento como su modelo y tratan de imitar sus costumbres. La mafiosidad une a los nobles estafadores que están en la cima, que roban en grande (el brazo de la justicia generalmente no les alcanza), con los pequeños parásitos, prontos a cualquier servicio.
Especificidad del crecimiento capitalista
5 - Hoy se reconoce que Adam Smith tomó de Mandeville la idea de la "mano invisible", que como por arte de magia transforma los caóticos actos egoístas en beneficio común. La "mano invisible" es la definición metafórica del mecanismo que cambia el actuar por interés en bienestar general. En el siglo en el que Dios salta al campo como el Relojero, el Mecánico, el Matemático, el Ingeniero, el mecanismo representa aquel poder mágico que, sobre las ruinas de las relaciones tradicionales (señoriales y religiosas), une a individuos aislados, emancipados de las cadenas, y sostiene la sociedad para que no se desmorone.
La armonía no es dada de antemano, prescrita, fijada originalmente, sino que siempre y de nuevo nace y se desarrolla a partir de la actividad de individuos emancipados. Cada uno de ellos persigue solamente sus propios designios y objetivos (egoístas) y de su no planificada consonancia se origina la causa común, beneficiosa para todos. Los pensadores de la época buscan la fuente privilegiada de la acción humana, que tan pronto como entra en juego lleva la actividad particular de los individuos aislados a la consonancia y a la armonía. En economía esta fuerza motriz, dotada de efectos armonizantes, es la búsqueda del beneficio personal; en política, como demuestra Montesquieu en su El espíritu de las leyes (1748), la aspiración a la gloria, al honor.
6 - Solo a mediados del siglo XIX se llega a un importante descubrimiento científico que rechaza indagar la sociedad como un mecanismo y describe el capital, poder decisivo de los tiempo modernos, con una terminología completamente diferente. El capital no es una mera cosa, reducible a un mecanismo, es algo insólito, secreto, misterioso. El capital no es una cosa, sino una categorización histórica y revolucionaria de la sociedad, que se refleja en la organización general de las relaciones sociales. En el capital se mezclan y concrecionan lo natural con lo "sobrenatural", dando lugar a una formación especial, dotada de su propio movimiento y una singular "alma". Como instrumento taumatúrgico que del dinero hace más dinero, el capital representa un monstruo animado (ein belebtes Ungeheur) que "trabaja" como si tuviera fuego en el cuerpo. Con su movimiento, con su crecimiento particular, suscita la impresión de algo que es a la vez sobrenatural e innatural, aunque precisamente tal especificidad sea su más verdadera naturaleza.
7 - El capital crece en un modo que no tiene igual en el campo de la naturaleza viva. Se comporta como un sistema en expansión, que engulle la realidad, la adapta a sus necesidades y la remodela a su imagen y semejanza. Por eso naturaleza y sociedad son materia prima, sustancia a manipular con decisión y, solamente mediante tal intervención, le imprime el aspecto deseado: la forma como avanzada civilidad racionalizada.
Comprender la especificidad del crecimiento capitalista significa indagar sus transformaciones más importantes, conectadas internamente entre sí: desarrollo, acumulación, dominación, maduración, propagación.
Característica del capital es la tendencia al crecimiento ilimitado. Cada confín alcanzado es un obstáculo fácilmente superable, que desafía a intensificar el ritmo y a mejorar el proceso de crecimiento. El hombre, humillado a "fuerza de trabajo" y a "factor humano", cojea tras este crecimiento acelerado, se queda atrasado y solamente con dificultad se adapta a su ritmo.
En la primera mitad del siglo XIX los utópicos soñaban con una transformación en grado de superar las consecuencias mutiladoras de la división del trabajo, por la cual la fuerza de trabajo era encadenada consistentemente a una operación y a un oficio. El capitalismo maduro ha realizado -a su manera- aquel sueño. Ha amaestrado la fuerza de trabajo: no debe ser presa de la vieja ilusión de tener garantizada para siempre una sola profesión y una sola experiencia. Debe tomar nota del progreso, que la obliga a cambiar más veces y a la fuerza de empleo, a mudarse por trabajo de un lugar a otro, como un nómada moderno. El realismo del capitalismo tardío documenta la superficialidad de los ideales de los utópicos: el cambio de empleo, de oficio no emancipa al hombre de la unilateralidad, la alternancia lleva a la multilateralidad, pero no da a luz a un hombre íntegro, ni armónico y todavía menos de naturaleza música. Tal multilateralidad multiplica y esconde la unilateralidad deformadora.
8 - Las ciudades ya no se fundan, se desarrollan y transforman en extensas y confusas aglomeraciones. Se multiplican las anti-ciudades inhóspitas.
9 - Las relaciones originadas del crecimiento capitalista se vuelven independientes. ¿Qué significado tienen las apelaciones al control y a la represión del elemento rapaz? ¿Puede el "factor humano" domar el lujuriante crecimiento del capitalismo o, por el contrario, es el capitalismo el que controla el hombre, cuando en su crecimiento lo transforma en "factor humano" enajenado del producir?
10 - Jóvenes adultos y juventud. La juventud se revuelta contra los padres, o porque siente náuseas respecto de las relaciones "patriarcales", que le aparecen osificadas, indignas, limitadas y quiere cambiarlas, o bien para hacer entender provocativamente que ha llegado el momento de que los "viejos" se hagan a un lado y dejen sus lugares de importancia a la generación que avanza. Aquí radica la diferencia entre los jóvenes adultos y la juventud: esta aporta la transformación, los jóvenes adultos no conocen la juventud, se limitan a madurar en los oficios, en las funciones, en la semejanza a los propios padres que se las han arreglado, pero han excedido los límites de edad. Los jóvenes adultos esperan madurar lo más rápidamente posible en situaciones ya preparadas y establecerse en esas como en el propio reino. No asoman ninguna nueva idea, no abundan en imaginaciones, pero son ambiciosos e impacientes. De ahí sus repetidas apelaciones a los adultos; confiad en nuestras manos vuestros ya iniciados negocios.
No conocen el tormento de la búsqueda y del dudar juveniles, no han encontrado la felicidad de la revuelta juvenil, la diferenciación, el desencanto. Desde tierna edad sufren de presunción, les place amaestrar, ante ellos la realidad se despliega como cosa dada y utilizable. Pero con ellos la fortuna no ha sido benigna: todavía no cargados de años, son viejos antes de tiempo.
El joven adulto se desarrolla y madura en un ambiente ya definido, con él se identifica, no indaga su legitimidad; a él, joven adulto, le basta que sea provechoso y prometa un ascenso vertiginoso o al menos garantizado.
11 - Crecimiento. Crecen la producción y la productividad, el nivel de vida, la deuda y la inflación, y además -y esto es lo más importante para la especificidad de tal incremento- el vacío y el aburrimiento, la pérdida de sentido rellenado por las drogas. El aumento de la riqueza y del lujo pera una minoría de elegidos van al mismo ritmo que la devastación de todo y de todos.
El capitalismo no es una coraza de acero, una jaula de hierro en la cual sean recluidos los hombres, dirigidos por una burocracia osificada. El capitalismo de hoy se presenta como dinamismo puro, impulsado por la energía humana, por un avidez ilimitada de tener más y de gozar de un confort en perpetuo crecimiento.
Restauración del capitalismo
12 - La quimera de un enriquecimiento rápido y fácil, esta visión programática de la restauración capitalista, ha incitado a la población y, como una oportunidad atractiva, ha seducido y llevado a todo tipo de aventurerismo: a la despreocupada confianza con la que la gente ha depositado sus ahorros en los bancos, fallidos poco después (ningún personaje insigne habría confiado su dinero a tales instituciones); a estafas y maquinaciones hoy conocidas con la denominación común de vaciado; a saldar cuentas con los empresarios con chantajes y tiroteos; al nacimiento de un nuevo y lucrativo oficio, el gremio de los asesinos a sueldo.
Tarde, en nuestros días se levantan voces consoladoras; se hubieran podido prevenir tales excesos si la "reforma económica" hubiera estado acompañada de un cuadro legislativo preparado de antemano. ¿Pero existía una voluntad política predictiva para una medida de este tipo? ¿O bien era una carrera contra el tiempo, porque los organizadores de la restauración se apresuraron a liquidar y redistribuir la propiedad nacional? Toda demora, de hecho, habría dado la posibilidad a los aturdidos y a los desencantados de recobrarse de la embriaguez temporal y de darse cuenta de la dirección del "desarrollo".
Además: ni siquiera las normas legales más perfectas salvaguardarían a la sociedad de precipitarse en el marasmo moral, a menos que estuvieran ancladas en las leyes no escritas de la decencia y de la justicia. Aquí se encuentra la diferencia entre dos épocas. En la primera mitad del siglo XIX, era indudable la autoridad de los exponentes del renacimiento nacional, en particular de Karel Havlíček Borovský, para asegurarse de que la sociedad asumiera la lealtad y la seriedad como medida públicamente aceptada, aquello que separa de modo unívoco el bien del mal y relega el engaño, la falsedad, la estafa al averno de la inmoralidad.
La condena civil (no judicial) pronunciada en 1872 contra Karel Sabina, gran talento literario, por su colaboración con la policía secreta austriaca, es decir, por deslealtad, es uno de los ejemplos que testimonian la virtud de tal criterio moral.
La ideología de los "individuos enérgicos y exitosos", durante la restauración del capitalismo, borra la necesaria diferenciación salvadora entre la empresa leal y la del vaciamiento, el descaro, y el cinismo y la indiferencia se fijan como normalidad en la costumbre general.
13 - En comparación con la triple servidumbre (política, económica, espiritual) en la que el socialismo real había aprisionado la sociedad, la restauración capitalista aporta una emancipación gradual marcada desde el inicio por la duplicidad: nace la posibilidad de la libertad y se abre el camino para el advenimiento, a corto plazo, de la lumpenburguesía mafiosa y para la expansión a largo plazo de un capitalismo sofisticado. ¿Está en los designios y en las posibilidades del capitalismo la superación de tal duplicidad, o bien en este sentido es irreformable?
14 - Muchos miembros bien posicionados de la nomenclatura del pasado régimen (alabados por su colapso), de la noche a la mañana y sin ningún tipo de vergüenza, ofrecieron sus ricas experiencias al capitalismo y participaron en su construcción, naturalmente siempre desde lugares influyentes.
La transición de las secretarías de los partidos al emprendimiento capitalista se lleva a cabo con facilidad, sin sacudidas y obedece a una lógica propia, que supera los designios y el horizonte de las personas involucradas. Las conversiones, los casos de chaquetismo astuto, numerosos, o sería mejor decir en masa, arrojan luz sobre un misterio del funcionamiento de la sociedad: las "personalidades" exitosas de ayer y de hoy revelan que el socialismo real, como socialismo traicionado, violado, vaciado, corrupto, es la mejor preparación para la restauración del capitalismo. El socialismo real ha entrado en la historia como la escuela en la que cuadros resueltos se prepararon moralmente y de manera especializada (gracias a la información de que disponían) para tomar posiciones prominentes en el capitalismo.
15 - Hay cosas, decía, Jan Patočka, por las que vale la pena sufrir y hasta morir. La restauración del capitalismo, acompañada de la mafiosidad, ¿pertenece a estos nobles asuntos?
¿Qué testimonio de sí ofrece la civilización que vive bajo la presunción de que todo se puede comprar o, si los dólares y las marcas no demuestran ser un buen cebo, que todo puede ser procurado con destreza?
¿Qué nos dice acerca del sistema la cooperación mutuamente beneficiosa de los partidos políticos con los generosos y misteriosos patrocinadores pertenecientes a la esfera económica?
16 - La restauración del capitalismo en la República checa se desarrolla según un guión que parece escrito a cuatro manos por Jaroslav Hašek y por Franz Kafka: se realiza como una farsa.
17 - ¡Qué progreso! Cien años después del célebre folletín dedicado al 1º de mayo, en el que el gran poeta Jan Neruda saludó a la clase obrera como el poder liberador autoconsciente de los tiempos modernos, en los países checos miles de metalúrgicos, siderúrgicos, mineros, ven en riesgo el pago de salarios atrasados, el puesto de trabajo, la propiedad de las empresas. Y en su investigación y prognosis la ciencia económica les trata, a ellos y a sus más afortunados compañeros, como fuerza de trabajo anónima, que debe cumplir con las exigencias del mercado, comportarse con flexibilidad, adaptabilidad, movilidad.
18 - Los símbolos del movimiento obrero internacional (la bandera roja, la hoz y el martillo, "La Internacional") cubrieron durante largo tiempo el carácter opresivo del régimen social, del mismo modo en que una vez la revolucionaria "Marsellesa" acompañó las conquistas coloniales de los franceses. Cuando llegó la hora, fueron abandonados como herramientas que ya no eran necesarias y fueron reemplazados por signos aceptables, adecuados a la nueva realidad: en Rusia ha reaparecido, desempolvada, el águila bicéfala, marca de los tiempos prerevolucionarios.
19 - En el año 1929 el diputado Klement Gottwald declaró en el parlamento, en la dirección de los capitalistas: "Nos vamos a Moscú, para aprender cómo retorcer el cuello". En el 2000, la policía checa va al extranjero (a Washington) para aprender a enfrentar con dureza a los manifestantes contra la globalización capitalista. Esto demuestra que el choque tiene un carácter internacional y solamente sobre este terreno es resolvible.
20 - El tiempo en que tiene lugar la restauración del capitalismo no es favorable ni a la tragedia ni a la comedia, el género que mejor se le adapta es el burlesco. La transformación se realiza como una farsa, caracterizada por la pérdida del gusto y por la decadencia (degradación) del comportamiento y el lenguaje. Los actores que recitan sobre el escenario a menudo no saben lo que dicen y hacen, sin embargo, pasan por alto tal insuficiencia y se pavonean como si fueran la perfección misma. Saben darse el aire, tienen la imagen justa y levantan la expresión adecuada. La farsa se origina en la discrepancia entre la apariencia, en la que esas personas se mueven con una cara seria a menudo triunfante y que al mismo tiempo crean con su propio comportamiento, y la realidad, que dice algo bien distinto.
21 - La farsa: en vez de análisis y reflexiones, frases vacías de todo tipo. Cuestiones sin respuesta, urgentes (qué es la democracia, qué es la libertad, qué es la mafiosidad) se trituran en exageraciones inútiles que no resuelven nada, y todo está envuelto en una espesa niebla.
¿Quién es responsable del vaciamiento? Todos nosotros, los políticos arriba y los ciudadanos comunes abajo. Cada uno tiene su parte de responsabilidad. Los políticos deberían haber alzado sus voces antes y con más fuerza, los ciudadanos deberían haber estado más alerta. Astucia, desatención, prisa: palabras mágicas. ¿Qué hizo el ciudadano cuando se robó en grande? Criticaba, parece, pero en secreto (y no fue en busca de su diputado), o bien, indiferente a los asuntos públicos, se dedicaba a sus propios intereses. Pero, ¿alguien tal vez aconsejó a los ciudadanos qué, concretamente, deben y pueden hacer para gestionar personalmente los asuntos comunes, la res-publica?
22 - Hace algún tiempo se presentó seriamente una idea: sentar en el escaño presidencial, en Praga, a la ministra de Asuntos Exteriores estadounidense, o al menos convertirla en jefa de un grupo político. El fondo de farsa se ha convertido en una penosidad sin precedentes, en el momento en que la parte interesada rechazó la iniciativa y al mismo tiempo dio una lección de gusto y prudencia a los proponentes checos: los estadounidenses saben mucho mejor que otros lo que es útil a sus intereses en Europa Central. En segundo lugar: incluso en política no se debe exagerar con una persistente buena disponibilidad.
¿Mafiosidad o clientela?
23 - ¿Qué nombre dar al saqueo y a la apresurada liquidación (por debajo del costo) de la propiedad nacional, a este funesto acompañamiento de la restauración del capitalismo? ¿Se trata de mafiosidad o de clientela? Uno y otro término son en cierta manera ya interpretación de la cosa de la que se habla. ¿Qué explicación proporciona el término mafiosidad, y qué la palabra clientela?
A fin de proteger el buen nombre del capitalismo o, como se dice hoy, su imagen, se rechaza conectarlo a la mafiosidad y se indican las sórdidas prácticas de hoy en día con un término que se remonta a la Roma antigua: clientela.
¿Saben qué dicen y qué revelan de sí mismos los autores de tal operación? Clientela es la relación de vasallaje de débiles, empobrecidos, derrotados, que se ponen, espontáneamente o por obligación, bajo el patronato de ricos y poderosos. Los clientes (término que los romanos derivaron del griego kluo = oír, escuchar), se ponen al servicio de un señor-protector y se comprometen a una obediencia de súbditos. Pertenece a su deber inclinarse y celebrar su protector (salutatio) amén de escoltarlo en todas sus empresas -guerras incluidas- como grupo de subalternos (deductio).
Quien se encuentra en los lazos de la "clientela", beneficiosa para el concrecimiento del poder político y de los intereses económicos privados, es atacado, como una condena, por una enfermedad perniciosa: la pérdida profesional de la memoria. En los tribunales, apenas un escándalo sale a la luz, a fe de dios, no recuerda nada, absolutamente nada.
24 - Más importante que el nombre (cuya relevancia en cualquier caso no se infravalora) es todavía la cosa en sí. El capitalismo puro (clásico) no excluye la mafiosidad ni la clientela, las usa según necesidad, así como no duda en desatar acciones bélicas o en instaurar una dictadura de forma transparente, en caso de que se pongan en peligro sus intereses. No es dogmático, se comporta con ductilidad y pragmatismo.
¿El capitalismo puede renunciar, abandonar y privarse de la mafiosidad sin poner en riesgo su existencia?
25 - Las corporaciones transnacionales, que dominan y gestionan el planeta, no son la instancia más alta del capitalismo contemporáneo. Tal función es propia del proceso anónimo de crecimiento y englobamiento. La agresividad y la ferocidad del proceso desatado no es conmensurable con el comportamiento de los individuos rapaces, de las personas que en la sociedad actúan como lobos.
Los procesos que se imponen con la ceguera y con la persistencia de fuerzas naturales dominan la sociedad. El conjunto de los animales humanos, variopinto aglomerado de abejas laboriosas, de zánganos perezosos, de lobos insaciables termina en segundo plano como ilustración de contorno, en primer lugar se encuentran los abstractos y anónimos procesos sin rostro: modernización, concentración, globalización. El curso social se desarrolla como fatalidad (ineluctabilidad) de factores naturales.
¿Cuál es la relación entre esta fatalidad y la mafiosidad? O, para ser más precisos: ¿se encuentra tras la peculiaridad del susodicho desarrollo capitalista el crecimiento contemporáneo (el enlace) del poder político con el poder económico, financiero, monetario?
26 - El jefe supremo, el jefe de todos los jefes, the big boss, el padrino de hoy a cuyas órdenes y recomendaciones no escritas se uniforman mafiosos y hombres de manos limpias, el ser sin rostro que desde detrás de la escena dirige los acontecimientos globales, es el proceso anónimo.
27 - El incansable topo-revolucionario (una vez hablé de él con el escritor Arnošt Lustig, quien sin embargo lo confundió con un hámster [1]) socava de manera inadvertible las bases de una sociedad que ya por su cuenta va a buen paso hacia la decadencia. Está ocupada en sus negocios y en sus chismorreos inútiles hasta tal punto que pierde el sentido de la realidad, y así se condena a la ruina.
Pero la mafiosidad, junto con el clientelismo, desarrollan un trabajo de un tipo distinto: minan las bases y el sentido de la existencia humana.
28 - El clarividente Mandeville, mientras describía la mafiosidad primordial (primitiva) advertía que era necesario guardarse del moralismo poco meditado; el ladrón que roba dinero y, en lugar de ponerlo en un cajón, lo gasta en aguardiente o en trajes lujosos no debe ser condenado. Es también por mérito suyo que se conserva la marcha de la economía, el dinero no deja de trabajar, continúa la circulación de las mercancías.
Los profesores han dado a este fenómeno el pomposo nombre de "ley". En la economía global y nacional, conectadas, vale la "ley sobre la conservación de la materia", según la cual los miles de millones robados (provenientes del vaciamiento de bancos y otras empresas) no son dinero perdido, continúa viviendo y trabajando: crece, se multiplica. La "ley sobre la conservación de la materia", no obstante, esconde la existencia de otra "ley natural", aquella que anuncia la decadencia o incluso la desaparición del espíriu. ¿Qué son aquellos miles de millones en comparación con el peligro mortal, que se cierne sobre el planeta, de que sea vaciado enteramente y que sea socavado el sentido de la existencia humana?
El capitalismo global amenaza a la humanidad y la tierra de dos modos, que se sobreponen y se vuelven doble coalición destructiva del fatalismo y de la mafiosidad.
29 - La experiencia de un decenio de "transformación económica" demuestra que la restauración del capitalismo no ha resuelto ninguno de los problemas sustanciales del presente, los ha simplemente ofuscado o aplazado y así, indirectamente, ha invitado al pensamiento crítico a no titubear y a ponerse a trabajar.
[*] Texto publicado originalmente en checo como Mafiánství en "Salon", suplemento literario de Právo, el 4 de mayo de 2000. Posteriormente, en 2004 fue publicado en la antología póstuma Poslední eseje. Esta traducción al castellano, de Gerard Marín Plana, toma sin embargo como referencia la traducción italiana de Luciano Antonetti aparecida en "Il Manifesto", 15 y 16 de julio de 2000.
[1] En checo ambas palabras se pronuncian parecido: talpo suena krtek y hámster, křeček.
De este modo se llega a la colaboración y a la compenetración de la esfera pública (jueces, funcionarios estatales) con los bajos fondos criminales. El lazo viene dado por el interés común de hacerse rico a cualquier precio, cueste lo que cueste. En esta atmósfera nacen las costumbres mafiosas, el sentido mafioso por la justicia: "En la división del botín he estado siempre justo". El arte mafioso de vivir que desprecia la hipocresía victoriana: "Es un pobre y un inútil quien no obtiene ingresos de lo que tiene".
Las personas implicadas en la mafiosidad se conocen entre sí, no se esconden nada, actúan juntos con cínica franqueza, de igual a igual, de estafador a estafador. Son capaces de ofenderse mutuamente, para volver rápidamente a la causa común, a ponerse de acuerdo sobre la próxima presa.
2 - Con espíritu humorístico, en el siglo XIX uno de los más atentos lectores de la sátira mandevillana (Karl Marx) la lleva a las extremas consecuencias. El capitalismo es un taller grandioso, donde se produce todo lo posible. No importa el ramo de actividad, decisivo es el rendimiento, conseguir las máximas ganancias con el mínimo de gastos. Vivir significa obtener rendimiento. Todo se vuelve mercancía y punto de partida de la lucrosidad, se trate de la miseria, de las armas o de la pornografía. Todos producen algo: el panadero produce bocadillos, el granjero produce trigo, el poeta produce versos, el profesor produce manuales de derecho civil, el criminal produce delitos. También la actividad de este último es productiva, es una oportunidad de trabajo, de empleo, de ganancia para centenares de miles de personas. Abolid la mala-actividad: ¿qué harán policías, jueces, abogados, funcionarios y capellanes de prisiones, docentes de derecho penal, legisladores, escritores de novelas policíacas, productores de historias de acción y sus espectadores y, naturalmente, moralistas de todo signo?
Basta transferir esta exageración en la realidad de nuestro tiempo para revelar su veracidad: ¿qué (¿catastróficos?) efectos tendría la liquidación de la industria de armamento en todos los países del planeta?
3 - Cuando los autores del siglo XVIII se refieren directamente o indirectamente a la mafiosidad, prefieren dibujar la sociedad humana como un conjunto de animales. Describir la sociedad significa ofrecer el atlas natural del hombre: astuto como un zorro, soberbio como un pavo, agresivo como un lobo, cobarde como un conejo, estúpido como una oca, laborioso como una abeja, retorcido como una serpiente. La variedad domina la simple división de fondo: un modesto número de aves rapaces tiene en jaque un rebaño de ovejas asustadas.
4 - En la coexistencia mafiosa, la alta sociedad se mezcla con los delincuentes de los bajos fondos, ambas partes se necesitan mutuamente y se imitan, la una aprende de la otra.
¿Dónde fijan su mirada los truhanillos y los pequeños bribones cuando alzan los ojos? Toman los señores del momento como su modelo y tratan de imitar sus costumbres. La mafiosidad une a los nobles estafadores que están en la cima, que roban en grande (el brazo de la justicia generalmente no les alcanza), con los pequeños parásitos, prontos a cualquier servicio.
Especificidad del crecimiento capitalista
5 - Hoy se reconoce que Adam Smith tomó de Mandeville la idea de la "mano invisible", que como por arte de magia transforma los caóticos actos egoístas en beneficio común. La "mano invisible" es la definición metafórica del mecanismo que cambia el actuar por interés en bienestar general. En el siglo en el que Dios salta al campo como el Relojero, el Mecánico, el Matemático, el Ingeniero, el mecanismo representa aquel poder mágico que, sobre las ruinas de las relaciones tradicionales (señoriales y religiosas), une a individuos aislados, emancipados de las cadenas, y sostiene la sociedad para que no se desmorone.
La armonía no es dada de antemano, prescrita, fijada originalmente, sino que siempre y de nuevo nace y se desarrolla a partir de la actividad de individuos emancipados. Cada uno de ellos persigue solamente sus propios designios y objetivos (egoístas) y de su no planificada consonancia se origina la causa común, beneficiosa para todos. Los pensadores de la época buscan la fuente privilegiada de la acción humana, que tan pronto como entra en juego lleva la actividad particular de los individuos aislados a la consonancia y a la armonía. En economía esta fuerza motriz, dotada de efectos armonizantes, es la búsqueda del beneficio personal; en política, como demuestra Montesquieu en su El espíritu de las leyes (1748), la aspiración a la gloria, al honor.
6 - Solo a mediados del siglo XIX se llega a un importante descubrimiento científico que rechaza indagar la sociedad como un mecanismo y describe el capital, poder decisivo de los tiempo modernos, con una terminología completamente diferente. El capital no es una mera cosa, reducible a un mecanismo, es algo insólito, secreto, misterioso. El capital no es una cosa, sino una categorización histórica y revolucionaria de la sociedad, que se refleja en la organización general de las relaciones sociales. En el capital se mezclan y concrecionan lo natural con lo "sobrenatural", dando lugar a una formación especial, dotada de su propio movimiento y una singular "alma". Como instrumento taumatúrgico que del dinero hace más dinero, el capital representa un monstruo animado (ein belebtes Ungeheur) que "trabaja" como si tuviera fuego en el cuerpo. Con su movimiento, con su crecimiento particular, suscita la impresión de algo que es a la vez sobrenatural e innatural, aunque precisamente tal especificidad sea su más verdadera naturaleza.
7 - El capital crece en un modo que no tiene igual en el campo de la naturaleza viva. Se comporta como un sistema en expansión, que engulle la realidad, la adapta a sus necesidades y la remodela a su imagen y semejanza. Por eso naturaleza y sociedad son materia prima, sustancia a manipular con decisión y, solamente mediante tal intervención, le imprime el aspecto deseado: la forma como avanzada civilidad racionalizada.
Comprender la especificidad del crecimiento capitalista significa indagar sus transformaciones más importantes, conectadas internamente entre sí: desarrollo, acumulación, dominación, maduración, propagación.
Característica del capital es la tendencia al crecimiento ilimitado. Cada confín alcanzado es un obstáculo fácilmente superable, que desafía a intensificar el ritmo y a mejorar el proceso de crecimiento. El hombre, humillado a "fuerza de trabajo" y a "factor humano", cojea tras este crecimiento acelerado, se queda atrasado y solamente con dificultad se adapta a su ritmo.
En la primera mitad del siglo XIX los utópicos soñaban con una transformación en grado de superar las consecuencias mutiladoras de la división del trabajo, por la cual la fuerza de trabajo era encadenada consistentemente a una operación y a un oficio. El capitalismo maduro ha realizado -a su manera- aquel sueño. Ha amaestrado la fuerza de trabajo: no debe ser presa de la vieja ilusión de tener garantizada para siempre una sola profesión y una sola experiencia. Debe tomar nota del progreso, que la obliga a cambiar más veces y a la fuerza de empleo, a mudarse por trabajo de un lugar a otro, como un nómada moderno. El realismo del capitalismo tardío documenta la superficialidad de los ideales de los utópicos: el cambio de empleo, de oficio no emancipa al hombre de la unilateralidad, la alternancia lleva a la multilateralidad, pero no da a luz a un hombre íntegro, ni armónico y todavía menos de naturaleza música. Tal multilateralidad multiplica y esconde la unilateralidad deformadora.
8 - Las ciudades ya no se fundan, se desarrollan y transforman en extensas y confusas aglomeraciones. Se multiplican las anti-ciudades inhóspitas.
9 - Las relaciones originadas del crecimiento capitalista se vuelven independientes. ¿Qué significado tienen las apelaciones al control y a la represión del elemento rapaz? ¿Puede el "factor humano" domar el lujuriante crecimiento del capitalismo o, por el contrario, es el capitalismo el que controla el hombre, cuando en su crecimiento lo transforma en "factor humano" enajenado del producir?
10 - Jóvenes adultos y juventud. La juventud se revuelta contra los padres, o porque siente náuseas respecto de las relaciones "patriarcales", que le aparecen osificadas, indignas, limitadas y quiere cambiarlas, o bien para hacer entender provocativamente que ha llegado el momento de que los "viejos" se hagan a un lado y dejen sus lugares de importancia a la generación que avanza. Aquí radica la diferencia entre los jóvenes adultos y la juventud: esta aporta la transformación, los jóvenes adultos no conocen la juventud, se limitan a madurar en los oficios, en las funciones, en la semejanza a los propios padres que se las han arreglado, pero han excedido los límites de edad. Los jóvenes adultos esperan madurar lo más rápidamente posible en situaciones ya preparadas y establecerse en esas como en el propio reino. No asoman ninguna nueva idea, no abundan en imaginaciones, pero son ambiciosos e impacientes. De ahí sus repetidas apelaciones a los adultos; confiad en nuestras manos vuestros ya iniciados negocios.
No conocen el tormento de la búsqueda y del dudar juveniles, no han encontrado la felicidad de la revuelta juvenil, la diferenciación, el desencanto. Desde tierna edad sufren de presunción, les place amaestrar, ante ellos la realidad se despliega como cosa dada y utilizable. Pero con ellos la fortuna no ha sido benigna: todavía no cargados de años, son viejos antes de tiempo.
El joven adulto se desarrolla y madura en un ambiente ya definido, con él se identifica, no indaga su legitimidad; a él, joven adulto, le basta que sea provechoso y prometa un ascenso vertiginoso o al menos garantizado.
11 - Crecimiento. Crecen la producción y la productividad, el nivel de vida, la deuda y la inflación, y además -y esto es lo más importante para la especificidad de tal incremento- el vacío y el aburrimiento, la pérdida de sentido rellenado por las drogas. El aumento de la riqueza y del lujo pera una minoría de elegidos van al mismo ritmo que la devastación de todo y de todos.
El capitalismo no es una coraza de acero, una jaula de hierro en la cual sean recluidos los hombres, dirigidos por una burocracia osificada. El capitalismo de hoy se presenta como dinamismo puro, impulsado por la energía humana, por un avidez ilimitada de tener más y de gozar de un confort en perpetuo crecimiento.
Restauración del capitalismo
12 - La quimera de un enriquecimiento rápido y fácil, esta visión programática de la restauración capitalista, ha incitado a la población y, como una oportunidad atractiva, ha seducido y llevado a todo tipo de aventurerismo: a la despreocupada confianza con la que la gente ha depositado sus ahorros en los bancos, fallidos poco después (ningún personaje insigne habría confiado su dinero a tales instituciones); a estafas y maquinaciones hoy conocidas con la denominación común de vaciado; a saldar cuentas con los empresarios con chantajes y tiroteos; al nacimiento de un nuevo y lucrativo oficio, el gremio de los asesinos a sueldo.
Tarde, en nuestros días se levantan voces consoladoras; se hubieran podido prevenir tales excesos si la "reforma económica" hubiera estado acompañada de un cuadro legislativo preparado de antemano. ¿Pero existía una voluntad política predictiva para una medida de este tipo? ¿O bien era una carrera contra el tiempo, porque los organizadores de la restauración se apresuraron a liquidar y redistribuir la propiedad nacional? Toda demora, de hecho, habría dado la posibilidad a los aturdidos y a los desencantados de recobrarse de la embriaguez temporal y de darse cuenta de la dirección del "desarrollo".
Además: ni siquiera las normas legales más perfectas salvaguardarían a la sociedad de precipitarse en el marasmo moral, a menos que estuvieran ancladas en las leyes no escritas de la decencia y de la justicia. Aquí se encuentra la diferencia entre dos épocas. En la primera mitad del siglo XIX, era indudable la autoridad de los exponentes del renacimiento nacional, en particular de Karel Havlíček Borovský, para asegurarse de que la sociedad asumiera la lealtad y la seriedad como medida públicamente aceptada, aquello que separa de modo unívoco el bien del mal y relega el engaño, la falsedad, la estafa al averno de la inmoralidad.
La condena civil (no judicial) pronunciada en 1872 contra Karel Sabina, gran talento literario, por su colaboración con la policía secreta austriaca, es decir, por deslealtad, es uno de los ejemplos que testimonian la virtud de tal criterio moral.
La ideología de los "individuos enérgicos y exitosos", durante la restauración del capitalismo, borra la necesaria diferenciación salvadora entre la empresa leal y la del vaciamiento, el descaro, y el cinismo y la indiferencia se fijan como normalidad en la costumbre general.
13 - En comparación con la triple servidumbre (política, económica, espiritual) en la que el socialismo real había aprisionado la sociedad, la restauración capitalista aporta una emancipación gradual marcada desde el inicio por la duplicidad: nace la posibilidad de la libertad y se abre el camino para el advenimiento, a corto plazo, de la lumpenburguesía mafiosa y para la expansión a largo plazo de un capitalismo sofisticado. ¿Está en los designios y en las posibilidades del capitalismo la superación de tal duplicidad, o bien en este sentido es irreformable?
14 - Muchos miembros bien posicionados de la nomenclatura del pasado régimen (alabados por su colapso), de la noche a la mañana y sin ningún tipo de vergüenza, ofrecieron sus ricas experiencias al capitalismo y participaron en su construcción, naturalmente siempre desde lugares influyentes.
La transición de las secretarías de los partidos al emprendimiento capitalista se lleva a cabo con facilidad, sin sacudidas y obedece a una lógica propia, que supera los designios y el horizonte de las personas involucradas. Las conversiones, los casos de chaquetismo astuto, numerosos, o sería mejor decir en masa, arrojan luz sobre un misterio del funcionamiento de la sociedad: las "personalidades" exitosas de ayer y de hoy revelan que el socialismo real, como socialismo traicionado, violado, vaciado, corrupto, es la mejor preparación para la restauración del capitalismo. El socialismo real ha entrado en la historia como la escuela en la que cuadros resueltos se prepararon moralmente y de manera especializada (gracias a la información de que disponían) para tomar posiciones prominentes en el capitalismo.
15 - Hay cosas, decía, Jan Patočka, por las que vale la pena sufrir y hasta morir. La restauración del capitalismo, acompañada de la mafiosidad, ¿pertenece a estos nobles asuntos?
¿Qué testimonio de sí ofrece la civilización que vive bajo la presunción de que todo se puede comprar o, si los dólares y las marcas no demuestran ser un buen cebo, que todo puede ser procurado con destreza?
¿Qué nos dice acerca del sistema la cooperación mutuamente beneficiosa de los partidos políticos con los generosos y misteriosos patrocinadores pertenecientes a la esfera económica?
16 - La restauración del capitalismo en la República checa se desarrolla según un guión que parece escrito a cuatro manos por Jaroslav Hašek y por Franz Kafka: se realiza como una farsa.
17 - ¡Qué progreso! Cien años después del célebre folletín dedicado al 1º de mayo, en el que el gran poeta Jan Neruda saludó a la clase obrera como el poder liberador autoconsciente de los tiempos modernos, en los países checos miles de metalúrgicos, siderúrgicos, mineros, ven en riesgo el pago de salarios atrasados, el puesto de trabajo, la propiedad de las empresas. Y en su investigación y prognosis la ciencia económica les trata, a ellos y a sus más afortunados compañeros, como fuerza de trabajo anónima, que debe cumplir con las exigencias del mercado, comportarse con flexibilidad, adaptabilidad, movilidad.
18 - Los símbolos del movimiento obrero internacional (la bandera roja, la hoz y el martillo, "La Internacional") cubrieron durante largo tiempo el carácter opresivo del régimen social, del mismo modo en que una vez la revolucionaria "Marsellesa" acompañó las conquistas coloniales de los franceses. Cuando llegó la hora, fueron abandonados como herramientas que ya no eran necesarias y fueron reemplazados por signos aceptables, adecuados a la nueva realidad: en Rusia ha reaparecido, desempolvada, el águila bicéfala, marca de los tiempos prerevolucionarios.
19 - En el año 1929 el diputado Klement Gottwald declaró en el parlamento, en la dirección de los capitalistas: "Nos vamos a Moscú, para aprender cómo retorcer el cuello". En el 2000, la policía checa va al extranjero (a Washington) para aprender a enfrentar con dureza a los manifestantes contra la globalización capitalista. Esto demuestra que el choque tiene un carácter internacional y solamente sobre este terreno es resolvible.
20 - El tiempo en que tiene lugar la restauración del capitalismo no es favorable ni a la tragedia ni a la comedia, el género que mejor se le adapta es el burlesco. La transformación se realiza como una farsa, caracterizada por la pérdida del gusto y por la decadencia (degradación) del comportamiento y el lenguaje. Los actores que recitan sobre el escenario a menudo no saben lo que dicen y hacen, sin embargo, pasan por alto tal insuficiencia y se pavonean como si fueran la perfección misma. Saben darse el aire, tienen la imagen justa y levantan la expresión adecuada. La farsa se origina en la discrepancia entre la apariencia, en la que esas personas se mueven con una cara seria a menudo triunfante y que al mismo tiempo crean con su propio comportamiento, y la realidad, que dice algo bien distinto.
21 - La farsa: en vez de análisis y reflexiones, frases vacías de todo tipo. Cuestiones sin respuesta, urgentes (qué es la democracia, qué es la libertad, qué es la mafiosidad) se trituran en exageraciones inútiles que no resuelven nada, y todo está envuelto en una espesa niebla.
¿Quién es responsable del vaciamiento? Todos nosotros, los políticos arriba y los ciudadanos comunes abajo. Cada uno tiene su parte de responsabilidad. Los políticos deberían haber alzado sus voces antes y con más fuerza, los ciudadanos deberían haber estado más alerta. Astucia, desatención, prisa: palabras mágicas. ¿Qué hizo el ciudadano cuando se robó en grande? Criticaba, parece, pero en secreto (y no fue en busca de su diputado), o bien, indiferente a los asuntos públicos, se dedicaba a sus propios intereses. Pero, ¿alguien tal vez aconsejó a los ciudadanos qué, concretamente, deben y pueden hacer para gestionar personalmente los asuntos comunes, la res-publica?
22 - Hace algún tiempo se presentó seriamente una idea: sentar en el escaño presidencial, en Praga, a la ministra de Asuntos Exteriores estadounidense, o al menos convertirla en jefa de un grupo político. El fondo de farsa se ha convertido en una penosidad sin precedentes, en el momento en que la parte interesada rechazó la iniciativa y al mismo tiempo dio una lección de gusto y prudencia a los proponentes checos: los estadounidenses saben mucho mejor que otros lo que es útil a sus intereses en Europa Central. En segundo lugar: incluso en política no se debe exagerar con una persistente buena disponibilidad.
¿Mafiosidad o clientela?
23 - ¿Qué nombre dar al saqueo y a la apresurada liquidación (por debajo del costo) de la propiedad nacional, a este funesto acompañamiento de la restauración del capitalismo? ¿Se trata de mafiosidad o de clientela? Uno y otro término son en cierta manera ya interpretación de la cosa de la que se habla. ¿Qué explicación proporciona el término mafiosidad, y qué la palabra clientela?
A fin de proteger el buen nombre del capitalismo o, como se dice hoy, su imagen, se rechaza conectarlo a la mafiosidad y se indican las sórdidas prácticas de hoy en día con un término que se remonta a la Roma antigua: clientela.
¿Saben qué dicen y qué revelan de sí mismos los autores de tal operación? Clientela es la relación de vasallaje de débiles, empobrecidos, derrotados, que se ponen, espontáneamente o por obligación, bajo el patronato de ricos y poderosos. Los clientes (término que los romanos derivaron del griego kluo = oír, escuchar), se ponen al servicio de un señor-protector y se comprometen a una obediencia de súbditos. Pertenece a su deber inclinarse y celebrar su protector (salutatio) amén de escoltarlo en todas sus empresas -guerras incluidas- como grupo de subalternos (deductio).
Quien se encuentra en los lazos de la "clientela", beneficiosa para el concrecimiento del poder político y de los intereses económicos privados, es atacado, como una condena, por una enfermedad perniciosa: la pérdida profesional de la memoria. En los tribunales, apenas un escándalo sale a la luz, a fe de dios, no recuerda nada, absolutamente nada.
24 - Más importante que el nombre (cuya relevancia en cualquier caso no se infravalora) es todavía la cosa en sí. El capitalismo puro (clásico) no excluye la mafiosidad ni la clientela, las usa según necesidad, así como no duda en desatar acciones bélicas o en instaurar una dictadura de forma transparente, en caso de que se pongan en peligro sus intereses. No es dogmático, se comporta con ductilidad y pragmatismo.
¿El capitalismo puede renunciar, abandonar y privarse de la mafiosidad sin poner en riesgo su existencia?
25 - Las corporaciones transnacionales, que dominan y gestionan el planeta, no son la instancia más alta del capitalismo contemporáneo. Tal función es propia del proceso anónimo de crecimiento y englobamiento. La agresividad y la ferocidad del proceso desatado no es conmensurable con el comportamiento de los individuos rapaces, de las personas que en la sociedad actúan como lobos.
Los procesos que se imponen con la ceguera y con la persistencia de fuerzas naturales dominan la sociedad. El conjunto de los animales humanos, variopinto aglomerado de abejas laboriosas, de zánganos perezosos, de lobos insaciables termina en segundo plano como ilustración de contorno, en primer lugar se encuentran los abstractos y anónimos procesos sin rostro: modernización, concentración, globalización. El curso social se desarrolla como fatalidad (ineluctabilidad) de factores naturales.
¿Cuál es la relación entre esta fatalidad y la mafiosidad? O, para ser más precisos: ¿se encuentra tras la peculiaridad del susodicho desarrollo capitalista el crecimiento contemporáneo (el enlace) del poder político con el poder económico, financiero, monetario?
26 - El jefe supremo, el jefe de todos los jefes, the big boss, el padrino de hoy a cuyas órdenes y recomendaciones no escritas se uniforman mafiosos y hombres de manos limpias, el ser sin rostro que desde detrás de la escena dirige los acontecimientos globales, es el proceso anónimo.
27 - El incansable topo-revolucionario (una vez hablé de él con el escritor Arnošt Lustig, quien sin embargo lo confundió con un hámster [1]) socava de manera inadvertible las bases de una sociedad que ya por su cuenta va a buen paso hacia la decadencia. Está ocupada en sus negocios y en sus chismorreos inútiles hasta tal punto que pierde el sentido de la realidad, y así se condena a la ruina.
Pero la mafiosidad, junto con el clientelismo, desarrollan un trabajo de un tipo distinto: minan las bases y el sentido de la existencia humana.
28 - El clarividente Mandeville, mientras describía la mafiosidad primordial (primitiva) advertía que era necesario guardarse del moralismo poco meditado; el ladrón que roba dinero y, en lugar de ponerlo en un cajón, lo gasta en aguardiente o en trajes lujosos no debe ser condenado. Es también por mérito suyo que se conserva la marcha de la economía, el dinero no deja de trabajar, continúa la circulación de las mercancías.
Los profesores han dado a este fenómeno el pomposo nombre de "ley". En la economía global y nacional, conectadas, vale la "ley sobre la conservación de la materia", según la cual los miles de millones robados (provenientes del vaciamiento de bancos y otras empresas) no son dinero perdido, continúa viviendo y trabajando: crece, se multiplica. La "ley sobre la conservación de la materia", no obstante, esconde la existencia de otra "ley natural", aquella que anuncia la decadencia o incluso la desaparición del espíriu. ¿Qué son aquellos miles de millones en comparación con el peligro mortal, que se cierne sobre el planeta, de que sea vaciado enteramente y que sea socavado el sentido de la existencia humana?
El capitalismo global amenaza a la humanidad y la tierra de dos modos, que se sobreponen y se vuelven doble coalición destructiva del fatalismo y de la mafiosidad.
29 - La experiencia de un decenio de "transformación económica" demuestra que la restauración del capitalismo no ha resuelto ninguno de los problemas sustanciales del presente, los ha simplemente ofuscado o aplazado y así, indirectamente, ha invitado al pensamiento crítico a no titubear y a ponerse a trabajar.
[*] Texto publicado originalmente en checo como Mafiánství en "Salon", suplemento literario de Právo, el 4 de mayo de 2000. Posteriormente, en 2004 fue publicado en la antología póstuma Poslední eseje. Esta traducción al castellano, de Gerard Marín Plana, toma sin embargo como referencia la traducción italiana de Luciano Antonetti aparecida en "Il Manifesto", 15 y 16 de julio de 2000.
[1] En checo ambas palabras se pronuncian parecido: talpo suena krtek y hámster, křeček.
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