lunes, 3 de agosto de 2020

Manuel Sacristán: Sobre Dialéctica de lo concreto



Sobre Dialéctica de lo concreto

Manuel Sacristán


Textos editados por Salvador López Arnal, a quien también se agradece la generosidad de compartirlos públicamente. En el segundo, las anotaciones de Sacristán a Dialéctica de lo concreto aparecen en negrita.


1. Rectificación de una tesis (1983)

Karl Kosik señaló [Dialéctica de lo concreto, México, 1967, pp. 152-153] la Introducción de 1857 a la Contribución a la Crítica de la Economía Política como el lugar de Marx en que se asienta la distinción entre la génesis social de un producto (en aquel caso el arte griego) y su validez o vigencia. La concepción que acabamos de estudiar, según la cual la economía política inglesa nace vinculada a una clase, de la que son expresión sus mejores autores (señaladamente Ricardo), pero es, sin embargo, ciencia, producto sin más interés que “el pensamiento desinteresado”, permite sustituir la fecha en que se fijó Kosik por los primeros años 1840.

1. “Karl Marx como sociólogo de la ciencia”,  mientras tanto  16-17,  1983,  p. 18.


2. Anotaciones de Manuel Sacristán sobre Dialéctica de lo concreto

De una de las carpetas de resúmenes depositadas en la Biblioteca de la Facultad de Económicas de la UB. Sacristán sigue la traducción castellana de Adolfo Sánchez Vázquez editada en México por Grijalbo en 1967. 

1. “Como es sabido, Marx distinguía el método de investigación del método de exposición. Sin embargo, el método de investigación se pasa por alto como algo conocido y el método de exposición es considerado como una forma de presentación y, por tanto, no se ve que no es sino el método de explicación, gracias al cual el fenómeno se vuelve transparente, racional, comprensible [MSL: Ya lo que Marx llama método de investigación es explicación]  (...)
Sin el pleno dominio de este método de investigación cualquier dialéctica se convierte en una vacua especulación.
En cuanto la ciencia inicia su propia exposición estamos ya ante el resultado de una investigación y de una asimilación crítico-científica de la materia. El comienzo de la exposición es ya un comienzo mediato, que contiene en germen la estructura de toda la obra. Pero lo que puede y debe ser el comienzo de la exposición no es conocido todavía al comienzo de la investigación. El comienzo de la investigación es casual y arbitrario, en tanto que el de la exposición es necesario [MSL:  Hipervaloración de la teoría y creencia en la unicidad de la explicación, muy hegeliana].
(...) Para la sociedad capitalista, la mercancía es la realidad absoluta, puesto que es la unidad de todas las determinaciones, el embrión de todas las contradicciones y, en este sentido, puede ser caracterizada en términos hegelianos como la unidad del ser y el no ser, de la distinción y la indistinción, de la identidad y la no identidad. La dialéctica de la explicación o exégesis no puede eclipsar al problema central: ¿Cómo llega la ciencia al comienzo necesario de la exposición o sea, de la explicación? [MSL: Se cree que no hay más que un sistema axiomático para cada campo de conocimiento] (...) Sin un comienzo necesario, la exposición deja de ser un desarrollo [MSL: Hegel, Marx lo dice más modestamente], una explicación, para convertirse en una mezcolanza ecléctica, o un continuo estar de acá para allá o, por último, lo que se opera no es el desarrollo interno y necesario de la cosa misma, sino el desarrollo del reflejo de la cosa, de la meditación sobre la cosa, lo cual es -en relación a la cosa- algo externo y arbitrario [MSL: De modo que toda la física es ecléctica y arbitraria]. El método de la explicación no es el desarrollo evolutivo [MSL: no fuéramos a admitir alguna ciencia], sino el despliegue, la manifestación y “complicación” de las contradicciones, el desarrollo de la cosa por mediación de éstas “ (pp. 50-52).

2. p.74 [Desde “La totalidad concreta como concepción dialéctico-materialista del conocimiento de lo real...” hasta “...el conocimiento del contenido objetivo, y del significado del fenómeno, de su función objetiva y del lugar histórico que ocupa en el seno del todo social”].
No olvidar el arranque heideggeriano de la destrucción de la falsa concreción.

3. II. Economía y filosofía. Parte de la Sorge heideggeriana, con el estilo acumulativo de Heidegger: no definir, sino fabricar psicológicamente una sensación. La vida cotidiana se va configurando como una versión “marxista” de la Alltäglichkeit heideggeriana. Pero concluye en contra:
“La decisión en pro de la autenticidad subspecie mortis finaliza en el romanticismo aristocrático del estoicismo (bajo el signo de la muerte se vive lo mismo el trono que entre cadenas) o bien se realiza como decisión en pro de la muerte. Pero esta forma de modificación existencial no es la única, y ni siquiera el modo más frecuente o adecuado de realizarse auténticamente el individuo. Es sólo una elección histórica, con un claro y determinado contenido social y de clase” (p. 104).
Está muy bien, aunque yo prefiero el aparato conceptual clásico de la tragedia.

4. pp.123-124 [Desde “La razón dialéctica es un proceso universal y necesario dirigido a conocer y plasmar la realidad de modo que no deje nada fuera de sí...” hasta “...No confunde lo relativo con lo absoluto, sino que comprende y realiza la dialéctica de lo relativo y de lo absoluto en el proceso histórico”]
En el plano teórico, no consigue presentar algo distinto de la razón a secas. Ni en el práctico, si se trata de la razón a secas.

5. “Es injusto afirmar que cada categoría económica de El Capital de Marx es al mismo tiempo una categoría filosófica (H. Marcuse), pero es verdad que sólo un análisis filosófico, que rebasa el ámbito de la ciencia especializada y revela qué es la realidad y cómo se forma la realidad humano-social permite comprender la esencia de las categorías económicas y, por tanto, facilita la clave de su análisis crítico” (p. 206).
Estos metafísicos quieren que la filosofía sea “superior” a las ciencias, pero, además, que dé el mismo rendimiento que ellas. No tengo inconveniente en admitir que hay un filosofar distinto de las ciencias, operación muy importante. Pero averiguar “qué es la realidad” es algo que pasa de filosófico a científico en la medida en que se hace positivo, criticable, etc. Por lo demás, también hay filosofar en las ciencias.

6. p.240 [Desde “La praxis es la esfera del ser humano. En este sentido el concepto de práctica...” hasta “...sino que posee en sí su propia verdad y tiene, al mismo tiempo, una importancia ontológica”]. Heidegger.

7. “La dialéctica trata de la “cosa misma”. Pero la “cosa misma” no es una cosa cualquiera o, dicho sin rodeos, ni siquiera es una cosa: la “cosa misma” de que se ocupa la filosofía es el hombre y su puesto en el universo, o bien (lo que, con otras palabras, expresa lo mismo): la totalidad del mundo que se revela en la historia por el hombre, y el hombre existente en al totalidad del mundo.” (pp. 268-269)
La idea heideggeriana de ontología le sirve para resolver el problema del ámbito de la dialéctica mediante la inyección de idealismo imprescindible para todos los que quieren una dialéctica que lo abarque todo”.



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